¿Criterio genuino o influencia aprendida?

Hace varios años he estado filosofando sobre la idea de la genuinidad, una palabra que me gusta mucho y sobre la cual me gusta creer que solidifico mis valores y creencias, pero ¿hasta qué punto la genuinidad que consideramos tener es un criterio propio o es una influencia aprendida?.

Siempre he considerado que una de las cosas más importantes para desarrollar nuestro propio criterio es experimentar y diversificar nuestros conocimientos, es decir, leer de varios temas, aprendiendo mucho más sobre lo que nos interesó o entusiasmó y dándole oportunidad a los temas que no nos captan la atención, así como viviendo experiencias diferentes que nos permitan tener anécdotas sobre la oportunidad de haberlo realizado con un buen recuerdo o un mal recuerdo.

Pero además de diversificar nuestros conocimientos a través de aprendizajes y experiencias, hay un factor bien relevante en la adopción de gustos y creencias, y es la influencia de nuestro entorno.

Creo que la influencia del entorno general (redes sociales, opiniones de extraños, tendencias, etc.) se puede evitar con un criterio aprendido a través de la diversificación de nuestros conocimientos, pero luego está el aspecto emocional o la influencia adquirida por la importancia que tenemos sobre momentos o personas en particular, que son cercanas en algunas o todas las etapas de nuestra vida.

Y es que por muy fuerte que consideremos tener nuestro criterio sobre algún tema, si una persona que nos importa cree algo diferente, nos puede llegar a impactar en el cuestionamiento o de forma inconsciente. Por ejemplo, podemos creer tener cierto gusto musical por algún género en particular, pero si hiciéramos una prueba de reacciones emocionales al escucharla (basado en pura fisiología) veríamos que no nos altera tanto la emoción como un género que no consideramos tan afín. Y si llegamos a cuestionar esto en retrospectiva, podemos ver que el gusto musical que tenemos, según nosotros, desarrollado, se originó en la repetición por haberlo escuchado durante muchos años mientras un hermano o familiar cercano con el que compartíamos mucho tiempo, también lo escuchaba, creando que esta repetición nos genere la adopción del gusto que al día de hoy, creemos tener.

Además de las personas, los momentos o las circunstancias también influencian nuestro criterio, porque las condiciones de vida sobre las cuales se aprendieron algunas perspectivas son diferentes a las que estamos viviendo actualmente y esa consciencia es la que nos permitirá abordar cualquier interpretación con un criterio genuino y no basado solo en el aprendizaje establecido en el subconsciente por una influencia de circunstancias pasadas. Eso es la disposición y aceptación del cambio constante al que estamos sujetos.

Es por esto, que he analizado mucho sobre la genuinidad de nuestro criterio o si es una influencia aprendida y aunque sea una pregunta filosófica sin relevancia, creo que lo más importante de todo es siempre cuestionar el por qué de las cosas y disfrutarlas con una mente abierta, porque al entender nuestras expectativas y voz interna, podemos apreciar algo que valoramos por una influencia aprendida, sin descartar la oportunidad de experimentar el gusto por un criterio genuino que hayamos desarrollado en base a nuestras propias experiencias. Ninguna influencia aprendida debería de impedir el aprendizaje de nuevos criterios diversificados por otras experiencias y ninguna forma de pensar es la correcta, porque muchas veces desarrollamos nuestro criterio en base a aprendizaje y desvinculación emocional de la influencia o muchas veces valoramos más nuestro criterio sobre la influencia aprendida por el entorno (condiciones, circunstancias o personas).

Añadir un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *