La responsabilidad de enseñar bien

Todas las personas somos aprendices por naturaleza y vivimos en una constante recepción de conocimientos a través de diferentes formas, algunas voluntarias y con disposición total y otras de forma indirecta, que prácticamente asimilamos por repetición. Pero el aprendizaje por disposición voluntaria se ha vuelto una de las necesidades de mayor relevancia social en la actualidad, por diferentes motivos que van desde capacitarse para optar a nuevas oportunidades, hasta mejorar el estado de conocimientos actual.

Y así como hay muchas personas interesadas en aprender, hay muchas personas con disposición de enseñar y es esta última, la parte que debería representar una responsabilidad para quien lo hace. La enseñanza o la educación en general, es una actividad que debería ser vocacional, porque aunque todos podamos ser suficientemente conocedores en algún tema en particular, la habilidad de enseñar y la capacidad didáctica es una responsabilidad implícita en esta labor, que hay que saber ejercer.

Y la responsabilidad de enseñar bien, deberíamos de compartirla todos como personas, al entender exactamente qué conocimientos en particular, estamos capacitados para compartir de forma funcional y cuales aceptar humildemente que no. Porque al tener por un lado a personas con hambre de aprender y por otro a personas que enseñan mal, lo que se está creando es un ciclo repetitivo de empoderamiento del conocimiento inexacto.

¿Por qué la responsabilidad es del que enseña?

El aprendizaje incorrecto de un conocimiento no siempre es responsabilidad de quien lo está adquiriendo, porque cuando existe ignorancia total o parcial del tema sobre el cual se quisiera aprender, no hay un punto de referencia para saber si lo que, el que está enseñando, es correcto o no. Por lo que la naturaleza del aprendiz, es asumir que sí. Y este es el mayor riesgo de propagación de información incorrecta, porque de acuerdo a la personalidad del aprendiz, la asunción de la información adquirida como correcta porque «así se lo enseñaron», crea la devaluación constante del conocimiento real y la limitación de capacidades de ejecución de lo aprendido.

Hace algunos años, tuve la experiencia de ver en forma personal, como una persona ejecutaba una tarea técnica de forma incorrecta, tan aferrado a que la razón era de él, aunque los resultados comprobaran lo contrario. Me pareció curiosamente interesante su renuencia a aceptar que su forma era incorrecta, que me dediqué a explorar un poco más, el origen de ese conocimiento y cuando lo encontré, me di cuenta que la persona que le enseñó era otra persona que tampoco sabía hacer bien esa tarea en particular, pero que a pesar de eso, se dedicaba a enseñar «cómo hacerla». Esto provocó ese «empoderamiento del conocimiento inexacto» que es contraproducente para el desarrollo de una persona que tiene toda la intención de aprender y hacer las cosas bien.

Por eso me parece importante resaltar y entender la responsabilidad de analizar si el conocimiento que se va a enseñar, es correcto. Y para un profesional con ética o una persona consciente, debería ser la primera consideración al decidir enseñar.

¿Cómo analizar si un conocimiento es correcto?

Analizar si un conocimiento es correcto es tan importante para el que enseña (para validar si lo que sabe es suficientemente válido para enseñar) o para el que aprende (para confirmar que lo aprendido es funcional para su aplicación).

Gracias al acceso práctico a la información, a través de internet, podemos cumplir con la importancia de validar un conocimiento aprendido. Algunas formas que personalmente me han servido, son:

  • ¡Google it! Redactar al menos una parte del conocimiento que se quiere validar, en Google, sirve para ver si hay varias referencias de resultados que hablen de lo mismo. Porque si no coincide con nada o con pocos resultados, ya es algo que se podría considerar como incorrecto o subjetivo.
  • Al buscar en Google o algún otro buscador, es importante ser observador con las referencias de resultados, principalmente considerando: si hay algún sitio educativo oficial que hable al respecto (plataforma de cursos en línea, universidad, etc.), si hay alguna publicación realizada por algún autor o en un sitio que tenga relación al conocimiento sobre el cual se está hablando.
  • Consultar con alguien que también utilice ese conocimiento particular, de forma recurrente, para validar cómo lo hace y si le ha dado resultados.

Entonces, aprender es una necesidad natural de cualquier persona que quiera mejorar continuamente, pero enseñar es una responsabilidad importante que debemos de asumir en cualquier oportunidad que tengamos para compartir un conocimiento y no solo verlo como un momento para exponer egocéntricamente nuestras capacidades o lucrar con eso.

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